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Viaje a la luna, de George Méliès (1902)
Estamos ante la primera película de ciencia-ficción de la del séptimo . Y es que George Méliès, que ya aplicaba sus trucos de mago en el teatro Robert Houdin en París, quiso traspasar al recién creado arte del algunos de los trucos que había aplicado ya ante público en directo. Méliés consiguió en sus películas, mediante sencillos trucos, superponer dos imágenes distintas o aparentar que un objeto se transmutase en otro. La escena en que el cohete impacta en el ojo derecho de la luna es en realidad la superposición de dos imágenes distintas: la de la cantante de Music Hall Bleinette Bernon y una luna de yeso en fondo negro, que se fundieron para generar una de las imágenes más icónicas de la historia del cine.
2.000 leguas de viaje submarino' de Richard Fleischer (1954)
No siempre las grandes novelas de Julio Verne han tenido la suerte de ser adaptadas por clásicos del cine. En esta ocasión, el gran Richard Fleischer dirigió un clásico del cine fantástico rodado en primoroso cinemascope en technicolor, cuyos efectos especiales fueron galardonados con un Oscar de Hollywood. Kirk Douglas está fantástico, pero palidece al lado de James Mason, que encarna a un Capitán Nemo atormentado, misántropo y vengativo.
La vuelta al mundo en ochenta días', de Michael Anderson (1956)
La vuelta al mundo en 80 días, una de las novelas más famosas de Verne, fue adaptada al cine con todo lujo de detalles. Para empezar, se utilizó el sistema de treinta milímetros, toda una revolución en la época, para mostrar la más alta resolución en pantalla grande. Tampoco se escatimó el presupuesto en el rodaje (algunas de las localizaciones son recreaciones de estudio) ni en actores. Para contrarrestar al elegante David Niven, haciendo de Phileas Fogg, se apostó por Cantinflas, que aportó el toque humorístico en su rol del criado Passepartout.
Miguel Strogoff, de Carmine Gallone (1956)
Miguel Strogoff es una de las novelas de Verne que más veces se ha llevado al cine, quizá por la ausencia de elementos fantásticos en el argumento y el tono épico de la trama. Más de quince adaptaciones han ilustrado las tribulaciones del valiente oficial del ejército imperial ruso contra los tártaros. Una de las adaptaciones más conocidas es la de Carmine Gallone, y no precisamente por su calidad. El apabullante Cinemascope choca con la inexpresividad de Curd Jurgens.
'De la tierra a la luna', de Byron Haskins (1958).
La mítica productora RKO anunció que cerraba sus puertas cuando la película aún estaba en producción, lo que provocó que se redujera notablemente el presupuesto y los efectos especiales resultasen algo risibles. Byron Haskins (que también se encargó de adaptar La guerra de los mundos) pudo contar con Joseph Cotten y George Sanders en esta producción fallida pero agradable de ver.
'Viaje al centro de la tierra', de Henry Levin (1959)
Para muchos, esta es la mejor adaptación de una novela de Julio Verne a la gran pantalla. Henry Levin dirige de forma prodigiosa este film de aventuras en el que hay tormentas subterráneas, animales prehistóricos, cavernas de cuarzo, bosques de hongos y hasta la misma Atlántida. El fantástico James Mason (El Nemo de 20.000 lenguas de viaje submarino) vuelve a bordar su papel.
'La isla misteriosa', de Cy Enfield (1961)
Si La isla misteriosa conserva su encanto de serie B pasados tantos años no es por su fidelidad a la novela de Julio Verne, de la que se modifican aspectos del argumento, ni por la impersonal dirección de Cy Enfield. La película pertenece en realidad al genial Ray Harryhausen, uno de los mejores técnicos de animación de la historia. Suyos son los animales gigantescos (cangrejos, abejas o pulpos) animados mediante la técnica de stop-motion que jalonan esta divertida historia de aventuras simple y eficaz.
'El amo del mundo', de William Whitney (1961)
El último hombre no es la novela más conocida de Julio Verne. De hecho, esta adaptación parece hecha a la medida de Vincent Price, la estrella de American Internacional Pictures, para quienes protagonizó el ciclo de películas de Roger Corman sobre Poe. A pesar de contar con el guión del novelista Richard Matheson, los efectos especiales son algo horribles, con transparencias de todo a 100 y maquetas mal montadas. Ni el genio de Price pudo remontar este desaguisado.
'Los hijos del Capitán Grant', de Robert Stevenson (1962)
Los hijos del capitán Grant es, sin discusión, la mejor película que Robert Stevenson rodó para Walt Disney. Como en la novela de Verne en que se basa, narra las peripecias de Mary y Robert Grant para rescatar a su padre. Se trata de un film de aventuras divertido, frenético y estupendamente atemporal. Si, incluye algunas de esas canciones que a muchos enervan, pero se trata de esos filmes que no puedes dejar de ver cuando los pasan por televisión.
'Las tribulaciones de un Chino en China', de Philippe de Broca (1965)
Jean-Paul Belmondo, uno de los golfos con más clase de la historia del cine, da vida a Arturo Lempeur, un joven rico y hastiado de la vida que decide acabar con su vida de la forma más bizarra. Más tarde se arrepiente, aunque tiene una tropa de matones dispuestos a liquidarle. Se desencadena así una sucesión de gags de acción y humor de slapstick que en alguna escena anticipan al mismo Indiana Jones. Ursula Andress luce un bikini similar al que enamoró a tantos en 007 contra el Doctor No.
Viaje a la luna, de George Méliès (1902)
Estamos ante la primera película de ciencia-ficción de la del séptimo . Y es que George Méliès, que ya aplicaba sus trucos de mago en el teatro Robert Houdin en París, quiso traspasar al recién creado arte del algunos de los trucos que había aplicado ya ante público en directo. Méliés consiguió en sus películas, mediante sencillos trucos, superponer dos imágenes distintas o aparentar que un objeto se transmutase en otro. La escena en que el cohete impacta en el ojo derecho de la luna es en realidad la superposición de dos imágenes distintas: la de la cantante de Music Hall Bleinette Bernon y una luna de yeso en fondo negro, que se fundieron para generar una de las imágenes más icónicas de la historia del cine.
2.000 leguas de viaje submarino' de Richard Fleischer (1954)
No siempre las grandes novelas de Julio Verne han tenido la suerte de ser adaptadas por clásicos del cine. En esta ocasión, el gran Richard Fleischer dirigió un clásico del cine fantástico rodado en primoroso cinemascope en technicolor, cuyos efectos especiales fueron galardonados con un Oscar de Hollywood. Kirk Douglas está fantástico, pero palidece al lado de James Mason, que encarna a un Capitán Nemo atormentado, misántropo y vengativo.
La vuelta al mundo en ochenta días', de Michael Anderson (1956)
La vuelta al mundo en 80 días, una de las novelas más famosas de Verne, fue adaptada al cine con todo lujo de detalles. Para empezar, se utilizó el sistema de treinta milímetros, toda una revolución en la época, para mostrar la más alta resolución en pantalla grande. Tampoco se escatimó el presupuesto en el rodaje (algunas de las localizaciones son recreaciones de estudio) ni en actores. Para contrarrestar al elegante David Niven, haciendo de Phileas Fogg, se apostó por Cantinflas, que aportó el toque humorístico en su rol del criado Passepartout.
Miguel Strogoff, de Carmine Gallone (1956)
Miguel Strogoff es una de las novelas de Verne que más veces se ha llevado al cine, quizá por la ausencia de elementos fantásticos en el argumento y el tono épico de la trama. Más de quince adaptaciones han ilustrado las tribulaciones del valiente oficial del ejército imperial ruso contra los tártaros. Una de las adaptaciones más conocidas es la de Carmine Gallone, y no precisamente por su calidad. El apabullante Cinemascope choca con la inexpresividad de Curd Jurgens.
'De la tierra a la luna', de Byron Haskins (1958).
La mítica productora RKO anunció que cerraba sus puertas cuando la película aún estaba en producción, lo que provocó que se redujera notablemente el presupuesto y los efectos especiales resultasen algo risibles. Byron Haskins (que también se encargó de adaptar La guerra de los mundos) pudo contar con Joseph Cotten y George Sanders en esta producción fallida pero agradable de ver.
'Viaje al centro de la tierra', de Henry Levin (1959)
Para muchos, esta es la mejor adaptación de una novela de Julio Verne a la gran pantalla. Henry Levin dirige de forma prodigiosa este film de aventuras en el que hay tormentas subterráneas, animales prehistóricos, cavernas de cuarzo, bosques de hongos y hasta la misma Atlántida. El fantástico James Mason (El Nemo de 20.000 lenguas de viaje submarino) vuelve a bordar su papel.
'La isla misteriosa', de Cy Enfield (1961)
Si La isla misteriosa conserva su encanto de serie B pasados tantos años no es por su fidelidad a la novela de Julio Verne, de la que se modifican aspectos del argumento, ni por la impersonal dirección de Cy Enfield. La película pertenece en realidad al genial Ray Harryhausen, uno de los mejores técnicos de animación de la historia. Suyos son los animales gigantescos (cangrejos, abejas o pulpos) animados mediante la técnica de stop-motion que jalonan esta divertida historia de aventuras simple y eficaz.
'El amo del mundo', de William Whitney (1961)
El último hombre no es la novela más conocida de Julio Verne. De hecho, esta adaptación parece hecha a la medida de Vincent Price, la estrella de American Internacional Pictures, para quienes protagonizó el ciclo de películas de Roger Corman sobre Poe. A pesar de contar con el guión del novelista Richard Matheson, los efectos especiales son algo horribles, con transparencias de todo a 100 y maquetas mal montadas. Ni el genio de Price pudo remontar este desaguisado.
'Los hijos del Capitán Grant', de Robert Stevenson (1962)
Los hijos del capitán Grant es, sin discusión, la mejor película que Robert Stevenson rodó para Walt Disney. Como en la novela de Verne en que se basa, narra las peripecias de Mary y Robert Grant para rescatar a su padre. Se trata de un film de aventuras divertido, frenético y estupendamente atemporal. Si, incluye algunas de esas canciones que a muchos enervan, pero se trata de esos filmes que no puedes dejar de ver cuando los pasan por televisión.
'Las tribulaciones de un Chino en China', de Philippe de Broca (1965)
Jean-Paul Belmondo, uno de los golfos con más clase de la historia del cine, da vida a Arturo Lempeur, un joven rico y hastiado de la vida que decide acabar con su vida de la forma más bizarra. Más tarde se arrepiente, aunque tiene una tropa de matones dispuestos a liquidarle. Se desencadena así una sucesión de gags de acción y humor de slapstick que en alguna escena anticipan al mismo Indiana Jones. Ursula Andress luce un bikini similar al que enamoró a tantos en 007 contra el Doctor No.
Estamos ante la primera película de ciencia-ficción de la del séptimo . Y es que George Méliès, que ya aplicaba sus trucos de mago en el teatro Robert Houdin en París, quiso traspasar al recién creado arte del algunos de los trucos que había aplicado ya ante público en directo. Méliés consiguió en sus películas, mediante sencillos trucos, superponer dos imágenes distintas o aparentar que un objeto se transmutase en otro. La escena en que el cohete impacta en el ojo derecho de la luna es en realidad la superposición de dos imágenes distintas: la de la cantante de Music Hall Bleinette Bernon y una luna de yeso en fondo negro, que se fundieron para generar una de las imágenes más icónicas de la historia del cine.
2.000 leguas de viaje submarino' de Richard Fleischer (1954)
No siempre las grandes novelas de Julio Verne han tenido la suerte de ser adaptadas por clásicos del cine. En esta ocasión, el gran Richard Fleischer dirigió un clásico del cine fantástico rodado en primoroso cinemascope en technicolor, cuyos efectos especiales fueron galardonados con un Oscar de Hollywood. Kirk Douglas está fantástico, pero palidece al lado de James Mason, que encarna a un Capitán Nemo atormentado, misántropo y vengativo.
La vuelta al mundo en ochenta días', de Michael Anderson (1956)
La vuelta al mundo en 80 días, una de las novelas más famosas de Verne, fue adaptada al cine con todo lujo de detalles. Para empezar, se utilizó el sistema de treinta milímetros, toda una revolución en la época, para mostrar la más alta resolución en pantalla grande. Tampoco se escatimó el presupuesto en el rodaje (algunas de las localizaciones son recreaciones de estudio) ni en actores. Para contrarrestar al elegante David Niven, haciendo de Phileas Fogg, se apostó por Cantinflas, que aportó el toque humorístico en su rol del criado Passepartout.
Miguel Strogoff, de Carmine Gallone (1956)
Miguel Strogoff es una de las novelas de Verne que más veces se ha llevado al cine, quizá por la ausencia de elementos fantásticos en el argumento y el tono épico de la trama. Más de quince adaptaciones han ilustrado las tribulaciones del valiente oficial del ejército imperial ruso contra los tártaros. Una de las adaptaciones más conocidas es la de Carmine Gallone, y no precisamente por su calidad. El apabullante Cinemascope choca con la inexpresividad de Curd Jurgens.
'De la tierra a la luna', de Byron Haskins (1958).
La mítica productora RKO anunció que cerraba sus puertas cuando la película aún estaba en producción, lo que provocó que se redujera notablemente el presupuesto y los efectos especiales resultasen algo risibles. Byron Haskins (que también se encargó de adaptar La guerra de los mundos) pudo contar con Joseph Cotten y George Sanders en esta producción fallida pero agradable de ver.
'Viaje al centro de la tierra', de Henry Levin (1959)
Para muchos, esta es la mejor adaptación de una novela de Julio Verne a la gran pantalla. Henry Levin dirige de forma prodigiosa este film de aventuras en el que hay tormentas subterráneas, animales prehistóricos, cavernas de cuarzo, bosques de hongos y hasta la misma Atlántida. El fantástico James Mason (El Nemo de 20.000 lenguas de viaje submarino) vuelve a bordar su papel.
'La isla misteriosa', de Cy Enfield (1961)
Si La isla misteriosa conserva su encanto de serie B pasados tantos años no es por su fidelidad a la novela de Julio Verne, de la que se modifican aspectos del argumento, ni por la impersonal dirección de Cy Enfield. La película pertenece en realidad al genial Ray Harryhausen, uno de los mejores técnicos de animación de la historia. Suyos son los animales gigantescos (cangrejos, abejas o pulpos) animados mediante la técnica de stop-motion que jalonan esta divertida historia de aventuras simple y eficaz.
'El amo del mundo', de William Whitney (1961)
El último hombre no es la novela más conocida de Julio Verne. De hecho, esta adaptación parece hecha a la medida de Vincent Price, la estrella de American Internacional Pictures, para quienes protagonizó el ciclo de películas de Roger Corman sobre Poe. A pesar de contar con el guión del novelista Richard Matheson, los efectos especiales son algo horribles, con transparencias de todo a 100 y maquetas mal montadas. Ni el genio de Price pudo remontar este desaguisado.
'Los hijos del Capitán Grant', de Robert Stevenson (1962)
Los hijos del capitán Grant es, sin discusión, la mejor película que Robert Stevenson rodó para Walt Disney. Como en la novela de Verne en que se basa, narra las peripecias de Mary y Robert Grant para rescatar a su padre. Se trata de un film de aventuras divertido, frenético y estupendamente atemporal. Si, incluye algunas de esas canciones que a muchos enervan, pero se trata de esos filmes que no puedes dejar de ver cuando los pasan por televisión.
'Las tribulaciones de un Chino en China', de Philippe de Broca (1965)
Jean-Paul Belmondo, uno de los golfos con más clase de la historia del cine, da vida a Arturo Lempeur, un joven rico y hastiado de la vida que decide acabar con su vida de la forma más bizarra. Más tarde se arrepiente, aunque tiene una tropa de matones dispuestos a liquidarle. Se desencadena así una sucesión de gags de acción y humor de slapstick que en alguna escena anticipan al mismo Indiana Jones. Ursula Andress luce un bikini similar al que enamoró a tantos en 007 contra el Doctor No.
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